miércoles, 12 de septiembre de 2012

                                          Purepechas


La cultura tarasca o purépecha es una cultura precolombina de México que floreció principalmente en la región oriental del estado de Michoacán. La cultura se inició aproximadamente en el año 1200 d.C. y su esplendor terminó hacia el año 1600. Su gobierno era monárquico y teocrático. Como la mayoría de las culturas prehispánicas, eran politeístas. El calificativo "tarasco" es un epónimo considerado despectivo por los modernos descendientes de las poblaciones que conformaron esta cultura, que se autodenominan P'urhépechas.

Se dedicaban a la alfarería, escultura, arquitectura, pintura, orfebrería y notablemente la pesca fue y sigue siendo una actividad primordial para los purépechas.También eran los únicos que manejaban el bronce por lo que era uno de sus secretos.

Los tarascos eran politeístas, su dios principal era Curicaveri (el que surge del fuego), sin embargo también era la deidad principal de recolectores, cazadores y de la guerra. También destacan:
  • Curicaueri (el gran fuego): Dios del fuego. Se le considera la deidad más antigua de los tarascos.
  • Cuerauáperi o Kuerajperi: La que desata el viento, es esposa de Curicaueri, representa a la Luna, es a la vez madre y padre de todos los dioses. Deidad relacionada con la tierra y la lluvia, pues se le consideraba como la productora de las nubes, la auxiliaban cuatro deidades más, que eran sus hijas: Nube Roja, Nube Blanca, Nube Amarilla y Nube Negra.
  • Xarátanga: La que aparece en todas y diversas partes, es una advocación de la Luna o Cuerauáperi, señora o madre luna o luna nueva.
  • Pehuame: La parturienta, es otra advocación de Cuerauáperi o de la Luna madre. Es la deidad del parto y esposa del Sol. Su principal centro de culto estaba en Tzacapu.
  • Nana Cutzi: La madre encorvada, actualmente los tarascos o purépechas utilizando el nombre para referirse a la Luna.
  • Tata Jurhiata: El padre sol, nombre que en la actualidad los indígenas michoacanos dan al sol como elemento natural y no deidad.

A la máxima autoridad se le denominaba "Cazonci" o "Irecha". Destacan algunos gobernantes:
Iretiticátame: decidió que la cultura se establecería en el actual estado de Michoacán, México.
Tariácuri: fundador del reino Purépecha.
Zuanga: al enterarse del desarrollo de la Conquista de Tenochtitlan, recibió embajadores de paz enviados por el huey tlatoani Cuitláhuac. Envió a sus propios emisarios para evaluar la situación y prefirió mantenerse al margen, negando a Cuitláhuac la ayuda solicitada. Murió debido a la epidemia de viruela, poco antes de que llegaran los españoles a la Meseta Tarasca.
Tangáxoan Tzíntzicha: hijo de Zuanga, último cazonci Purépecha. Recibió nuevas peticiones de ayuda por parte de Cuauhtémoc, pues Cuitláhuac, al igual que su padre, había muerto a causa de la viruela. La negativa del nuevo cazonci fue contundente pues mando matar a los emisarios mexicas Emisarios purépechas fueron enviados para negociar la paz con Hernán Cortés en Coyoacán. El conquistador español hizo alarde con la artillería para impresionar a los purépechas. Tangáxoan Tzíntzicha preririó recibir a Cristóbal de Olid de forma pacífica el 25 de junio de 1522. Después de casi ocho años de convivencia con los españoles, la paz fue quebrantada por Nuño de Guzmán, quién en busca de riquezas, asesinó a Tangáxoan provocando la sublevación de los purépechas.

                                                              COMALA

Después del municipio de Colima (capital del Estado), es Comala el municipio que tiene la más diversa oferta cultural en cuanto a espacios y propuestas; ésta se encuentra a disposición de los habitantes del municipio, pero son sobre todo turistas (nacionales y extranjeros) quienes más la aprecian, aprovechan y disfrutan.
  • Jardín principal, presidencia municipal y portales aledaños; Parroquia de San Miguel del Espíritu Santo. Espacios públicos recientemente remozados con el proyecto “Pueblo mágico”, así como con organización clérico-civil (para la parroquia); en ambos casos se llevó a cabo bajo la coordinación y asesoría del INAH estatal para preservar el estilo decimonónico de la arquitectura del corazón de Comala. Mural en la presidencia municipal de artistas locales. Casa de la Cultura de Comala. Alberga una biblioteca pública, un auditorio de usos múltiples, un taller de danza y el museo “Alberto Isaac”, que presenta una colección permanente de pinturas, grabados, esculturas, cerámicas y cartones realizados en vida por este prolífico artista; también contiene carteles originales de algunas de sus películas que filmó en Comala, como fueron: Los días del amor, El rincón de las vírgenes, Tiempo de lobos y Mujeres insumisas
  • Centro Cultural Nogueras-Museo “Alejandro Rangel Hidalgo”. Pertenece a la Universidad de Colima y se encuentran ubicado en la comunidad de Nogueras, a 5 minutos del centro de Comala; alberga en sus instalaciones aulas para cursos y talleres, salas de exposiciones; destaca en el museo la sala de cerámica prehispánica (única en su género dentro de un museo), las exposiciones permanentes del trabajo artístico de Alejandro Rangel Hidalgo y el Eco-Parque Nogueras.
  • Jardín escultórico “Juan Soriano”. Ubicado a un costado del paraje conocido como La Parotera (en la entrada a Comala); se exhiben al aire libre y de manera permanente, piezas escultóricas de artistas locales, nacionales e internacionales. Destaca entre ellas “Pájaro sobre ola”, del escultor Juan Soriano, quien la donó y que motivara precisamente la creación de este espacio. En la zona rural del municipio, se encuentran los siguientes espacios culturales: Museo comunitario La Caja. Coordinado por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado y el ejido del mismo nombre; busca preservar la vocación agrícola de la región.
  • Museo de sitio “El Remate: donde se hizo la luz”. Coordinado también por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado, la Universidad de Colima y Comisión Federal de Electricidad; ubicado en la parte de lo que fue el cuarto de máquinas de la primera planta hidroeléctrica del estado y otra en el área de estanques. Paso eco-turístico. Centro Cultural Zacualpan. Igualmente coordinado por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado; pretende conservar las raíces culturales e imagen étnicos– populares de la comunidad indígena de Zacualpan (actualmente desmantelado debido al sismo del 21 de enero de 2003).
  • Museo comunitario de Suchitlán. Coordinado también por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado y el ejido del lugar; intenta rescatar la cultura popular y las artesanías típicas de la región (actualmente desmantelado).



                                                                    CAPACHA

Con el nombre de cultura Capacha se conoce un complejo arqueológico de Colima, en el Occidente de Mesoamérica. La cultura Capacha fue la primera con rasgos complejos que se desarrolló en la región, aproximadamente entre los años 2000 a. C. y 1200 a. C. Fue estudiada y descubierta por Isabel Trusdell-Kelly, arqueóloga estadounidense que realizó excavaciones en la zona de Colima en el año de 1939. Las semejanzas entre las piezas de esta cultura y la cerámica contemporánea de la región de Ecuador apuntan a que hubo alguna relación muy temprana entre el Occidente de mesoamericano y las culturas andinas.
Capacha fue contemporánea de otros desarrollos culturales importantes de Mesoamérica, como El Opeño, en Michoacán, y la primera fase de Tlatilco, en el valle de México. La extensión geográfica de las piezas de cerámica Capacha abarca toda la costa del océano Pacífico, entre los estados mexicanos de Sinaloa, en el norte, y Guerrero, en el sur. Especialmente importantes son los entierros descubiertos por Gordon F. Ekholm en Guasave, Sinaloa.





El Opeño
Es un yacimiento arqueológico que se localiza en Jacona de Plancarte, un municipio del estado mexicano de Michoacán enclavado en el Valle de Zamora. Da su nombre a una cultura precolombina conocida especialmente por los materiales de cerámica encontrados en los complejos funerarios de la zona, mismos que han sido fechados en el Preclásico Tardío de Mesoamérica. La importancia de El Opeño en la arqueología mesoamericana radica en su antigüedad y en la amplia difusión de su estilo, contemporáneo de otros desarrollos culturales indígenas como la cultura Capacha y anterior a la cultura de Chupícuaro que se desarrolló en el Bajío. Las tumbas de El Opeño son las más antiguas de Mesoamérica. Han sido fechadas alrededor del siglo XVI a. C., por lo que anteceden el desarrollo de la cultura olmeca, que tuvo sus centros principales en la costa del golfo de México y floreció unos siglos más tarde. Los descubrimientos de El Opeño fueron un hito que permitió poner en tela de juicio el carácter que se atrubuía a los portadores de la cultura olmeca como los fundadores de Mesoamérica.
En torno a la necrópolis de El Opeño no se ha encontrado ningún resto material de las poblaciones de los constructores de las tumbas. Esto motivó que se les representara como un pueblo que se encontraba en la transición hacia el sedentarismo agrícola que caracterizó a las sociedades urbanas de Mesoamérica en el Preclásico Medio. Sin embargo, el análisis de los materiales arqueológicos encontrados en las tumbas —tanto los restos óseos de sus ocupantes como las ofrendas con que fueron enterrados— muestra que los constructores de las tumbas de El Opeño fueron miembros de un pueblo claramente sedentario, con una elevada estratificación social que se refleja en las diferencias entre los bienes ofrendados a los muertos.
 
 
Los Guachimontones


Guachimontones (o Huachimontones) es el nombre de un centro ceremonial y antiguo asentamiento prehispánico ubicado en la ciudad y municipio de Teuchitlán, aproximadamente a una hora al oeste de la ciudad de Guadalajara en el estado de Jalisco. Este asentamiento fue bautizado así por el nombre del lugar donde se descubrió este primer sitio arqueológico, posteriormente se han descubierto otros asentamientos de la misma Tradición Teuchitlán,1 una compleja sociedad que probablemente existió desde 300 a.C. hasta 900 d.C.
 
Este centro ceremonial incluye varias construcciones con un estilo arquitectónico peculiar, entre ellas varios túmulos cónicos escalonados o pirámides rodeadas de patios circulares, dos juegos de pelota, un anfiteatro y algunas terrazas y edificios.
 
La palabra Teuchitlán se deriva de la voz Teotzitlán o Teutzitlán que se interpreta como “lugar dedicado a la divinidad”, “lugar del dios Tenoch” o “lugar dedicado al dios reverenciado”.
Posiblemente la fundación del poblado se remonta a los aztecas que lo erigieron en un cerro denominado Huachimontón, al norte de su actual asiento.2 Fue fundado por integrantes de las tribus Nahuatlacas que colonizaron el centro de México en el periodo postclásico, sin embargo se sabe que las construcciones vecinas a Teuchitlán son anteriores a tal colonización. La cultura creadora de las construcciones en Guachimontones recibe el nombre de Tradición Teuchitlán, y tuvo su período de apogeo entre los años 200 y 400 d. C, desapareciendo hacia el año 900 d. C., posiblemente antes del arribo de los colonizadores náhuatl.

 


 
Teuchitlán fue un cacicazgo dependiente del señorío de Etzatlán y lo habitaban las tribus de los tecos.
 
 
El estilo arquitectónico particular de este asentamiento recibe el nombre de Guachimontón, y se asigna a los túmulos y estructuras hechos de niveles circulares escalonados. Se cree que tales estructuras, en el caso particular del asentamiento en Teuchitlán, eran utilizadas para ceremonias en honor al dios del viento Ehécatl, y que incluían un análogo del juego del volador,1 donde un sacerdote subía a un poste elevado para rendir honores a la divinidad. Poste que se colocaba en la cima de los túmulos.
Se desconoce quién bautizó a este sitio como "Los Guachimontones". Se cree que Guaje proviene de la palabra náhuatl “Huaxe” que combinándola con la palabra “montón” que es de origen castellano, se podría traducir entonces como "montón de guajes", ya que en la zona abundan los árboles de dicha especie (Leucaena leucocephala).
El sitio fue descubierto en 1970 y su investigación empezó en 1996. Sin embargo, pese a la poca investigación y conocimiento del sitio, se conoce importante información acerca del sitio, gracias al trabajo del investigador Phil Weigand, su esposa Arcelia García y equipo de investigación. Se propone el auge de esta ciudad entre los años 200 y 400 d.C. y su caída hacia el 900 d.C, aunque se sabe que su antigüedad es de más de 2 mil años.
El sitio actual abarca 19 hectáreas, aunque se estima que durante su apogeo tenía 24 mil, y que fue habitado por alrededor de 40 mil personas.
Como en muchos otros sitios del continente, es un común denominador, por ejemplo en Calixtlahuaca5 y en Tiahuanaco, Bolivia.6 las construcciones de Guachimontones4 han tenido maltratos a lo largo de los años, piedras de las ruinas se han usado para empedrar calles y levantar casas en el pueblo.
 
 
  

Teuchitlan

Teuchitlán se deriva de la voz Teotzitlán o Teutzitlán que se interpreta como “lugar dedicado a la divinidad”, “lugar del dios Tenoch” o “lugar dedicado al dios reverenciado”.
 
Vista panorámica de la población de Teuchitlán, Jal.
La fundación del poblado se remonta a los aztecas que lo erigieron en un cerro denominado Huachimontón, al norte de su actual asiento.
 
Fue cacicazgo dependiente del señorío de Etzatlán y lo habitaban las tribus de los tecos. Siendo conquistado en 1524 por Francisco Cortés de San Buenaventura.
En 1530, Nuño de Guzmán conquistó esta región de paso a Etzatlán. El virrey D. Antonio de Mendoza pasó por el poblado, en 1541, cuando vino a pacificar a los indígenas sublevados del Miztón.
 
El río que lleva el nombre del poblado marcó los linderos entre la Nueva Galicia, y la Nueva España.
En 1825 Teuchitlán era un pueblo con ayuntamiento y comprendía las siguientes haciendas y ranchos: Las Fuentes, Estanzuela, Labor, Paso de Flores y Laja. Desde esa misma fecha también perteneció al 5º Cantón de Etzatlán hasta 1872 en que pasa a depender del 12º Cantón de Tequila.
 
  
Acueducto en Teuchitlán, Jal.
 
 
Arqueología subacuática

TUMBAS DE TIRO.


En el antiguo Occidente de México los ancestros tuvieron una importancia fundamental en el devenir de los vivos y en su concepción del tiempo y del espacio. Un conglomerado de prácticas y diversas formas de arte testimonian esta cosmovisión, compartida durante más de dos milenios por los pueblos portadores de la tradición de tumbas de tiro.



se ubica entre 300 a.C. y 600 d.C.

 

abarcó la mitad meridional de Nayarit, Jalisco, Colima y zonas colindantes de Zacatecas y de Michoacán.
 



Éstas constituyen un tipo peculiar de arquitectura en donde los difuntos de la sociedad en su conjunto fueron depositados en compañía de variadas ofrendas, entre las que se encuentran espléndidas esculturas de estilo naturalista y vasijas cerámicas que figuran una composición geométrica del universo. En términos básicos, una tumba de tiro consiste en un pozo o tiro vertical en cuya base se abre una cámara, un lugar con techo abovedado y piso plano, en donde los muertos y sus ajuares usualmente no eran cubiertos con tierra o piedras, es decir se conservaba el espacio hueco, mientras que el tiro era rellenado y la entrada a la cámara bloqueada con lajas de piedra, ollas o metates.

 


Se trata de una arquitectura subterránea, y uno más de sus rasgos distintivos es que la tarea constructiva consistió en desbastar el tepetate, una capa de consistencia sólida compuesta por toba volcánica, de modo que, en general, no se emplearon lajas o piedras para hacer las paredes y bóvedas, sino que el mismo subsuelo quedó expuesto en los espacios cavados en el interior de la tierra, a veces a una gran profundidad. 













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PERIODO PRECLÁSICO MESOAMERICANO

2000ac. Asta el año 100dc.
En este periodo se formaron pequeñas aldeas y sus habitantes comenzaron a elaborar herramientas y objetos de cerámica. 
Se desarrollaron varias culturas como el Opeño, Capacha, Chupicuaro y las Tumbas de Tiro.

CULTURA CHUPICUARO.

Si bien no ha sido posible determinar el origen exacto de este pueblo mesoamericano, su gran característica es la de una basta producción de cerámica, La agricultura fue su principal medio de alimentación. El cereal preferido era el maíz, mismo que se molía en metates para obtener harina. Ambas condiciones, la cerámica y la agricultura, constituyeron un claro ejemplo del paso del hombre nómada a sedentario.

Chupícuaro quedó asentado en medio de los Ríos Lerma y Tigre o Coroneo. Sus habitantes vivían en chozas o jacales elaborados con lodo, plantas y hojas de la región. Tuvieron un alto culto a la vida y a la muerte. A  sus muertos los hacían acompañar de ofrendas y los enterraban en diferentes posiciones, lo que es interpretado como parte de la pertenencia a un grupo social determinado, Incluso, se llegaba a sacrificar a un perro para que acompañara al difunto en su tránsito hacia el mundo ultraterreno También rendían culto a la maternidad y a la fertilidad de la tierra. como un pueblo aldeano y pacífico que era, sin grandes construcciones como otras civilizaciones prehispánicas, recurrió  a la recolección de frutas y de raíces, a la caza y a la pesca.

Pero la principal aportación de Chupícuaro fue la cerámica. En este sentido abundaron las vasijas y las figurillas, producto del talento y las manos prodigiosas de sus pobladores. Las vasijas tenían dibujos geométricos y motivos textiles diversos con los colores rojo, crema o bayo y negro. Sobresalió el uso de la arcilla, la concha, el hueso y la piedra. El fino acabado y el brillo de la cerámica le dio una notable belleza estética. Las piezas de cerámica llegaron a simular figuras y caras de personas, de animales y de vegetales.
  

Los habitantes de Chupícuaro no sólo conocían el uso del fuego, sino los instrumentos musicales como las flautas, ocarinas, silbatos y sonajas. Se cree que tenían un tipo de música propia, misma que servia para ceremonias rituales. Así mismo debieron conocer la danza, las puntas de flecha y de lanza que usaban para la caza y la pesca eran la obsidiana, un material que abundó en la región del norte de Michoacán.












De la cultura "Chupícuaro" todavía hay mucho por conocerse, entre otros aspectos, su origen real y el tipo de lengua o dialecto de los habitantes del "Cielo Azul", su escritura o códices, el uso del calendario y la forma de gobierno, sus gobernantes y clase militar, sus ídolos o dioses. El Significado social o religioso que pudo tener el juego de pelota y su manera de comunicación con la naturaleza.
De los habitantes del "Cielo Azul" se tuvo la conversión del barro en arte, A través de los siglos, la Cultura Chupícuaro aún recoge asombros por la historia.





HORIZONTE CLÁSICO 

"Cultura Chalchihuites"


La cultura "Chalchihuites" queda, por tanto, restringida a la parte norte de la zona noroccidental de la Mesoamérica septentrional de Braniff, cuyo punto principal es el centro ceremonial de Altavista (mapa 11). Kelley y su grupo realizaron varios estudios que les permitieron ubicar la zona que consideran homogénea, de los años 200 a 1350 de nuestra era. Para Altavista han puesto particular interés en el periodo de 300 a 500, lo cual, según estos autores, vincularía el momento culminante de la cultura "Chalchihuites" con Teotihuacan. La fase Altavista de la cultura "Chalchihuites" estaría en estrecha relación con Teotihuacan III (años 300 a 600), y las fases Calichal y Retoño a Teotihuacan IV (años 600 a 900).


El Municipio de Chalchihuites se localiza fisicamente en la Sierra Madre Occidental y Mesa Central. Cuenta con una extensión territorial aproximada de 891 km², y limita al norte con el municipio de Sombrerete, al sur con el municipio de Jiménez del Teúl y al oeste con el Estado de Durango. La palabra Chalchihuites es de origen Nahuatl y quiere decir Esmeralda o piedra preciosa. En el municipio de Chalchihuites a cinco minutos de distancia se encuentra un lugar muy hermoso mejor conocido como Gualterio que cuenta con un balneario de aguas termales.



martes, 11 de septiembre de 2012

Bueno es la primera publicacion de este blog, les hablaremos acerca de

Mesoamérica

Mesoamérica, área cultural que engloba el territorio del actual México y casi toda Centroamérica, donde se desarrollaron una serie de civilizaciones que compartían rasgos y tradiciones culturales, antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI. El término Mesoamérica se refiere tanto a las culturas que existían antes de que arribaran los europeos como a la región en la que se desarrollaron, que incluía los actuales territorios de México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Los límites de Mesoamérica, así como sus tradiciones, cambiaron constantemente a medida que determinados rasgos culturales se extendieron entre las distintas sociedades. Entre las civilizaciones más importantes que se desarrollaron en la región se cuentan la olmeca, la zapoteca, la maya y la azteca.
Las culturas de Mesoamérica desarrollaron complejos sistemas de gobierno, creencias religiosas, conocimiento científico y formas artísticas. Dentro del área, los pueblos compartieron rasgos que iban desde la dieta y el vestido hasta los tipos de templo y los dioses. Las cosechas más típicas eran de maíz, los frijoles y el chile. Las tortillas de maíz, un alimento básico, se preparaban con piedras de amasar y moldes de arcilla. Los nobles usaban habitualmente túnicas de algodón ricamente bordadas, mientras que la gente del común se vestía con prendas de paño y simples frazadas. Entre los elementos arquitectónicos comunes se encuentran los grandes templos levantados sobre altos plintos escalonados y los juegos de pelota donde se practicaban juegos de significación religiosa. Entre los logros intelectuales de Mesoamérica se cuentan distintos sistemas de escritura jeroglífica, avanzados estudios astronómicos y un calendario muy complejo y preciso. Las prácticas y creencias religiosas compartidas por estas culturas incluyen deidades comunes, culto a los antepasados y sacrificios humanos.
Los rasgos y tradiciones de Mesoamérica se desarrollaron en diferentes regiones y se extendieron por las diversas sociedades debido a los contactos interregionales. Para la época de la conquista española, que comenzó en 1519, la práctica totalidad de las sociedades mesoamericanas compartían estas características. Al desarrollo cultural contribuyó la diversidad ambiental de Mesoamérica. La división entre tierras altas y bajas producía diferentes plantas, animales y recursos en las diferentes regiones. Esta variedad alentó entre las sociedades unas relaciones basadas en el mutuo beneficio. Por ejemplo, los productos de las tierras bajas, como el algodón y el cacao (utilizado para hacer chocolate), se cambiaban por productos de las tierras altas, como obsidiana (un cristal volcánico utilizado para fabricar herramientas) y basalto (piedra de la que se hacían morteros para moler maíz).
 
Los arqueólogos dividen la historia cultural de Mesoamérica en cinco periodos principales: paleoindio (antes de 8000 a.C.), arcaico (8000-1500 a.C.), preclásico o formativo (1500 a.C.-292 d.C.), clásico (292-900 d.C.) y posclásico (900-1527 d.C.). Cada una de estas etapas supuso una serie de importantes desarrollos interrelacionados.

El periodo paleoindio abarca la época en que Mesoamérica, junto con el resto del continente americano fue ocupado por primera vez por bandas nómadas de cazadores-recolectores, cuyos antepasados habían emigrado desde Asia. Durante el prolongado periodo arcaico, los grupos mesoamericanos se establecieron en poblados permanentes y desarrollaron la agricultura como su principal medio de subsistencia. El mayor logro cultural del periodo arcaico fue el cultivo del maíz, que se convirtió en el alimento básico de la dieta mesoamericana.


Durante el preclásico se desarrollaron las primeras sociedades complejas, con grandes poblaciones sostenidas por la agricultura extensiva. Estas sociedades se segmentaron en una clase dirigente y otra popular. El desarrollo de estrechos vínculos entre las elites de las diferentes regiones hizo de Mesoamérica una entidad cultural definida, donde los pueblos compartían una ideología religiosa y una forma de gobierno, a pesar de estar divididos en sociedades distintas, con centenares de lenguas diferentes.


El periodo clásico contempla el máximo desarrollo de los primeros estados mesoamericanos dignos de tal calificativo, gobernados por reyes cuyo poder se asentaba sobre religiones oficiales y grandes y poderosos ejércitos. En estos estados se levantaron grandes y populosas ciudades y extensos sistemas comerciales. Existía una acusada estratificación social, entre cuyas clases se contaba un artesanado profesional y un campesinado, junto con una clase gobernante establecida. Tras el colapso de las grandes civilizaciones del periodo clásico, asistimos durante el posclásico al ascenso de otras sociedades en las que priman los canales comerciales a gran distancia y la potencia militar. Durante este periodo se dio una cierta secularización del estado, lo que implicaba que, aunque la religión seguía ocupando un papel importante, no estaba tan mezclada con la política y la economía. Los ejércitos adquirieron importancia en la medida en que protegían las rutas comerciales y servían para adquirir bienes y mano de obra mediante la conquista de otros estados. Fueron estas sociedades las que se encontraron los españoles, quienes iniciaron su conquista a principios del siglo XVI.